jueves, 11 de julio de 2019
El vaginismo y las emociones en el deseo de ser mamá
Etiquetas:
autoconocimiento,
autoestima,
disfunción,
dolor,
embarazo,
feminismo,
fisioterapia,
ginecología,
infertilidad,
pene,
penetración,
psicología,
sexo,
sexología,
sexual,
sexualidad,
vagina,
vaginismo,
vulva
viernes, 9 de noviembre de 2018
Testimonio de una Valiente
Photo by Warren Wong on Unsplash
|
Gracias Silvana, por abrir tu corazón a esta comunidad de supermujeres. Gracias por tanto cariño, por tu confianza, por tus ganas, por tu valentía y muchísimas felicidades por haber derrumbado el muro de tu vagina después de tan largos años.
Yo, y mi Vaginismo.
Nada puede ser mas traumático que
la decisión de cargar con el trauma para toda la eternidad.
En eso estaba yo, un poco
por ignorancia y mucho por decisión.
El vaginismo era como mi
definición. Si, empezó allá hace tanto tiempo, tanto que no puedo
pensarme sin él. De hecho, empezó cuando yo todavía no sabía que
existiera algo así, y ahí supe que, sin duda alguna, yo era un ser
anormal, sin dudas había nacido con un agujero menos.
Lo malo de esto, es
que no tenemos herramientas para salir pronto del lugar de
"anormales", muy por el contrario, nuestro entorno, los ginecólogos
(ya explicare porque lo digo), los psicólogos y psiquiatras, el tiempo que sigue
corriendo, la mala información (mala de verdad: mala por escasa y mala por
errónea), muchas veces nuestras propias parejas, nos hunden cada vez más
en una especie de laberinto al que es imposible imaginarle una
salida.
Tal parece que la disfunción
sexual sólo es masculina. Lo nuestro es capricho, es tan
insignificante que no le cabe la definición de disfunción. Que loco, ¿no?
Nos vemos y sentimos tan
solas, tan terriblemente solas, abandonadas a nuestra suerte, que
nuestra vida cambia para siempre.
Cuántas mujeres sufrimos hoy vaginismo,
en todas sus variantes. Solas, sin saber qué hacer, ni a donde
recurrir.
Adentrándome un poco en mi
experiencia: no tuve relaciones prematrimoniales, porque yo no quise (y después
me di cuenta por qué no quería, ya en mi interior sabía que no iba a
poder, sin siquiera haberlo intentado). Y me case. Y no
pude. Esto hizo de mi vida un infierno, porque: ¿qué podía hacer yo
si no podía??????
Recurrí al ginecólogo de
toda mi familia, con la absoluta seguridad de que me iba a decir que yo no
era normal. Y no, no solo no dijo nada, sino que me hizo
acostar en la camilla de su consultorio, y con mi esposo presente, pretendió
solucionar "mi no poder" introduciendo su dedo.
Solo voy a agregar a esta anécdota, que
casi me desmayo, de dolor, de incomodidad, de sentirme abusada. Como
obviamente y afortunadamente no consiguió su objetivo, su veredicto frente
a este tema es que: Yo debía entregarme a mi marido, que lo que me pasaba
era que yo no le tenía confianza. Definición que también me dio delante
de él.
Salí de ahí
abochornada, dolida, frustrada, culposa, y más convencida que
nunca que era un tema que no iba a poder resolver nunca.
Visite a otro ginecólogo y
lo único que hizo fue recomendarme terapia.
Recurrí a terapia, a
una psiquiatra, terapia que se abocó a la relación con mi mamá. Tal vez era
interesante, pero de ahí nunca pudimos salir.
Continué recorriendo psicólogos,
y lo mismo.
Nadie, nunca, en
todo este tiempo se detuvo a preguntarme que me pasaba a mí conmigo, qué quería
yo de mí, qué estaba dispuesta a hacer. Nadie, nunca todo este
tiempo demostró tener idea de lo que es el vaginismo.
Y, lo peor es que juegan a
saber, y hablan y dictaminan con tanta seguridad, que nos terminan convenciendo
de lo que ellos "juegan a saber".
Tal vez, yo
creo, que profesionales de estos que menciono, deberían al menos
intentar averiguar, intentar informarse, estudiar, no
inventar.
Si ellos supieran la frustración
que nos genera experimentar en cada una de estas consultas, que nadie puede
ayudarnos. Y en realidad, no pueden, pero no porque no podamos ser
ayudadas, sino que no pueden porque no saben.
En una de mis tantas
recorridas por internet, siempre buscando información, siempre
buscando......., me crucé con una página "Supera tu vaginismo" y lo
primero que leí fue "que tus sueños sean más grandes que tus miedos".
¡Guau!!!! alguien que sin
conocerme me decía lo más importante que nadie me dijo hasta el
momento!!!!!! Creer en mi sueño.
Yo tenía miedo, hoy también
creo saber cuál fue el motivo del origen de mi vaginismo, pero la
verdad, ya no importa ni mencionarlo.
Tengo que hacer que mis
sueños les ganen a mis miedos, y seguí leyendo.
Resulto que quien escribía, no
era ni más ni menos que una mujer que había superado el vaginismo.
¡Que loco! ahí me enteré de
que se supera, tampoco nadie me lo había dicho, claro quién me lo diría, si
nadie sabe nada.
Esta vez, era
distinto, ¡estaba leyendo algo que parecía escrito por mí!
Y me animé, y le escribí un
mail a la autora de la página, preguntándole si estaba vigente la página,
el mail, casi preguntándole si "ella" era real.
Que bueno, que bueno
es tomar la decisión de no cargar con mochilas toda la eternidad, porque me
contesto casi instantáneamente. Y su respuesta cambió la forma de ver mi propia
vida.
Patricia con su
experiencia, su energía, su dadivosidad, su capacidad de
compartir, a la distancia me dio más de todo lo que pude conseguir en
todos estos martirizantes años: me dio esperanza.
Me presentó una serie de
elementos tan básicos, y tan necesarios, indispensables:
Espejo: es
inconcebible no mirarnos, no conocernos, hasta que me enfrente al espejo
no tenía idea de cómo era mi vagina, de cómo era yo. Me hizo
entender que mi universo es más amplio.
Ejercicios de
Kegel: claro, hasta el momento que comencé a realizarlos no sabía que mi
vagina tenía músculos, que se contraían, pero también se relajaban y distendían, no
me conocía!
Aceite de
almendras: no podemos no tocarnos, digo "no podemos" porque no
tenemos que dejar pasar la posibilidad de conocernos a través de nuestro
tacto, de nuestros dedos. Nuestra vagina es nuestra.
Lubricante al
agua: ¿pero cómo? ¿no era vaselina? Nooooo, ni eso saben, vaselina
no!!!! Causa infecciones bacterianas, hoy lo sé. Yo la he usado.
Piso pélvico: cuantas
cosas ignoramos!!!!!!! Tal es así, que todavía no encontré quien se
especialice en el tema por la zona en donde vivo. Sigo insistiendo.
Dilatadores: ¡imposible
imaginar que esto me fuera a ayudar! si yo no puedo!!!! Pues sí, esto es
justamente lo que necesito. Y es todo un capítulo aparte, no solo
por lo complicado que fue encontrar algo que reemplace al kit de dilatadores
que se venden en muchas partes del mundo, y aquí en Argentina no.
Sino que tuve que entrar a un Sex Shop, obviamente por primera vez en mi
vida, y elegir con todo en el mostrador, qué dilatador (en el sex shop es consolador, para otros es
tutor) estaba dispuesta a introducirme. Parece
imposible, pero tenía la voz de Patricia que me decía: "Elegí lo que
te resulte más atractivo, no importa que sientas que no vas a
poder, porque ya podrás". Así que con esa consigna elegí. ¡Elegí
texturas, colores, pude elegir!
Vibrador: ¡ah no!
hasta acá llego!!!! Esta hubiera sido mi primera reacción, allá,
hace un tiempito, antes de entender. Ahora, y después de incluirlo
en mi tratamiento, sé de cuanto me hubiera perdido.
Hacer las paces
conmigo, es fundamental y me hace sentir fuerte para darle batalla a esta
dificultad.
¿En qué etapa estoy
hoy? ¡Pude introducir el primer dilatador,
guau!!!!! fue un antes y un después (como dijimos con Patricia), es apenas
el comienzo, pero juro que empodera. Es saber que el límite ahora lo
pongo yo, y solo yo y mi consciente, de a poco, escuchando a mi
cuerpo, dedicándole respeto y amor, sí, mucho amor.
Pude con el primer
dilatador, con el segundo, todavía no pude completamente, pero como
dije, voy despacio, aprendiendo a escucharme.
Y si bien utilicé el
vibrador, tampoco pude introducirlo por completo, pero me ayuda a
relajarme, créanme, es absolutamente fundamental estar relajada. Y
como me recomendó Patricia: me regalo un rato lindo, aromatizado con
mi hornito de aroma cítrico, luz tenue, linda música, todo eso para mí, y
solo para mí.
Y mientras
tanto, lloro, me río, me divierto mucho. Y disfruto, disfruto
de mí, disfruto de esta nueva etapa en mi vida, esta que recién empieza, y
voy por más.
Por eso, hoy estoy
convencida que ¡Yo Puedo!
Silvana
viernes, 21 de septiembre de 2018
Nuestros amigos los dilatadores
Cuando leemos o escuchamos por primera vez las palabras dilatadores vaginales nos llenamos de dudas, yo lo primero que pensé fue que si no podía introducir un dedo o un tampón en mi vagina, cómo iban a entrar esos dilatadores que se veían tan grandes, de hecho esto fue lo que dije cuando comencé mi terapia psicológica, ya que pensaba que nunca sería capaz de poder realizar una terapia física yo misma. En ese momento no sabía lo mucho que me equivocaba.
Luego de mi terapia psicológica, que me ayudó muchísimo en varios aspectos de mi vida, pero no en lo físico, ya que mi vagina seguía exactamente igual de contraída (luego les escribo sobre esto), comencé a plantearme nuevas posibilidades que me parecían imposibles de lograr, pero tal era mi desesperación que esto no me detuvo a plantearme un giro en el abordaje de mi vaginismo.
Lo ideal para mí era contar con la ayuda de un fisioterapeuta de suelo pélvico, sin embargo, tuve la mala suerte de no contar con ninguno cerca de casa que pudiera ayudarme, fui a varios pero por tener un vaginismo primario ninguno me ofreció la terapia física que buscaba, preferían trabajar con vaginismos secundarios, la mayoría de ellos por partos complicados, supongo que se sentían más cómodos con mujeres que tenían una explicación de la causa de su vaginismo, al parecer las mujeres como yo, con un vaginismo primario, que no tenemos ni idea del por qué sufrimos esta disfunción sexual y que nunca hemos podido introducir nada en nuestra vagina le damos miedo a algunos fisioterapeutas de suelo pélvico o ginecólogos, y no los culpo, yo sé muy bien lo que es verse al espejo y estar aterrada por no entenderme, por no reconocerme, por sentir extraño mi propio cuerpo.
Y así desesperanzada, sola, con mucha ansiedad y miedo, luego de pasar una crisis muy muy triste, luego de tocar fondo, de ocasionarme una cefalea tensional, por el estrés y el caos que estaba sintiendo, decidí probar como último recurso los famosos dilatadores yo sola en casa.
Pedí los dilatadores por una página web, cuando llegaron a casa y los vi, me dije, será imposible, pero no tengo nada que perder, voy a intentarlo. Seguí las instrucciones básicas de relajación, ejercicios de kegel, ver en el espejo la vulva y la entrada vaginal, respiraciones profundas y la desensibilización de toda la zona genital; todo esto antes de intentar la dilatación. Estuve una semana preparándome con todo lo mencionado antes para la primera inserción con el dilatador más pequeño.
Como ya mencioné en un post anterior Primera inserción, lo primero que entró a mi vagina fue un bastoncillo de oídos. Una vez superado ese reto, ya lo siguiente era conseguir que entrara el dilatador número 1, el más pequeño, más o menos del tamaño y grosor del dedo índice, en este momento sonrío recordando lo aterrada que estaba: me sudaban las manos hasta gotear, comencé a tensar los glúteos y el abdomen, me sentía igual que cuando pasaba horas en el baño intentando introducir un tampón sin éxito. Por un momento creí que sería imposible, el no puedo retumbaba en mi mente, estaba paralizada, sola, recostada en mi cama, desnuda de la cintura para abajo, con escalofríos... cuantas emociones podemos llegar a sentir al mismo tiempo...
Lloré un poco... y eso me hizo recordar que esta era mi última oportunidad, pensé en todo lo vivido hasta ese momento, en tantas puertas cerradas, en lo tanto que deseaba respirar aires de libertad, y cogí fuerzas, me propuse sólo intentarlo una vez, si empujaba muy suave hacia mi vagina y no entraba, o me dolía o sentía de nuevo ese muro que me hacía imposible imaginar mi vagina como una cavidad donde es posible que entrara un pene, iba a detenerme e intentarlo al día siguiente, sin presionarme, porque era demasiado, me sobrepasaba la situación. Me di unos cinco minutos para secarme las lágrimas, respirar controladamente y relajar mi cuerpo; me decía sí puedo, esta vez en voz alta, con inseguridad al comienzo, luego ya más convencida, veía mi vulva y seguía insistiendo en empoderarme, en tomar el control de todo mi cuerpo, en poder relajar y contraer cuando yo quiera y no cuando mi cuerpo actúe como si yo y mis deseos no contaran. Pasaron unos quince minutos, y esta vez vi al dilatador más pequeño que en ese momento para mí era gigante, como un amigo, le eché mucho lubricante y con una exhalación y una relajación de los ejercicios de Kegel, empujé, tenía los ojos muy abiertos y mi mandíbula apretada, y sentí el frío de lubricante y algo diferente, raro, un poco incómodo... Había entrado, sin dolor, el dilatador ya estaba por la mitad y yo en shock, incrédula, decidí seguir empujando con mucha delicadeza y conseguí introducirlo completamente...Lo tuve dentro sólo cinco minutos, lo saqué suavemente y comencé a llorar, esta vez de mucha felicidad y satisfacción.
Cuando pude asimilar que había entrado un dilatador del tamaño de mi dedo índice a mi vagina, sin ningún tipo de dolor ni de presión, supe que podía lograr hacer mi tratamiento físico sola en casa, escuchándome, conociéndome, a mi ritmo. Pude confirmar que puedo controlar mis músculos a mi antojo, pasar de estar tan aterrada a poder relajar en cuestión de segundos me hizo creer en mí, pude entender que es más fácil de lo que parece, comencé a ver los dilatadores con su tamaño real no como gigantes amenazantes.
A partir de ese momento, mi terapia con los dilatadores fue avanzando poco a poco, me encontré con algunas dificultades, creí retroceder muchas veces, me estanqué, avancé rápido y lento, conocí mi cuerpo a través de ellos, descubrí diferencias de mi vagina dependiendo de la etapa del ciclo menstrual en el que me encontraba, o dependiendo de mi estado de ánimo. Lo que les puedo asegurar es que son necesarios, vitales y básicos para superar el vaginismo, que no duelen, si hay dolor debemos detenernos y hacer otro tipo de ejercicios o utilizar un dilatador de menor tamaño hasta poder avanzar al siguiente. No son traumáticos, son nuestros aliados, los que nos permiten avanzar, los que nos enseñan lo elástica y flexible que es nuestra vagina.
Quiero concluir diciéndote que lo que te imaginas es muchísimo peor de lo que realmente es, que tus deseos y sueños sean más grandes que el miedo a los dilatadores, confía en que si tu vagina está diseñada para recibir distintos tamaños de penes o para dar a luz, soportará sin ningún esfuerzo esos primeros dilatadores, un tampón o tus dedos. No dejes pasar más tiempo y comienza ¡ya!
Un abrazo con muchísimo cariño, por favor si tienen dudas, inquietudes u opiniones que compartir dejen sus comentarios, si quieres realizar una consulta privada el correo infovaginismo@gmail.com está siempre a tu disposición. Seguiré ampliando el tema de la terapia física en mis próximas publicaciones ¡Hasta pronto!
Etiquetas:
apoyo,
culpa,
cura,
dilatadores,
disfunción,
dolor,
espejo,
explorarse,
inserción,
kegel,
músculos,
pélvico,
penetración,
presión,
relajacion,
respiracion,
sexo,
sexual,
vaginismo,
vulva
viernes, 14 de septiembre de 2018
Vaginismo superado
Hola chicas, sé que tengo mucho tiempo sin escribir y aunque nunca he dejado de responder a las que me han escrito por privado, sí que me tomé un tiempo para aclarar mis ideas, para saber qué mensaje quiero transmitir a través de este blog. Entre tantos cambios, decidí no volver a publicar una nueva entrada hasta que lograra superar mi vaginismo, hasta que estuviera completamente segura de que mi vagina funcionara como la de cualquier mujer "normal". Y si estoy aquí es porque lo he logrado.
Fácil no ha sido, es un camino díficil de recorrer, por tanta desinformción o mala información, y sobre todo por tanta resignación y conformismo por parte de las que tenemos o hemos tenido vaginismo. Yo he vivido en carne propia la desesperación de estar sola en este tema, porque aunque lo compartas con pocas personas de mucha confianza, nadie te entiende lo suficiente como para saber que el vaginismo te afecta TODO; tu vida sexual, personal, académica y laboral. Cuando nos autodiagnósticamos, porque así sucede en la mayoría de los casos, cuando comenzamos a escribir nuestros síntomas en internet y leemos por primera vez la palabra Vaginismo, nuestra manera de percibirnos cambia, nos vemos al espejo y es como no poder reconocernos, comenzamos a cuestionarnos todo, si la lista de causas del vaginismo que hemos leído no concuerda con la mujer que somos, muchas veces comenzamos a parecernos a esas características porque sentimos la necesidad de saber la razón de nuestro vaginismo, queremos encajar en lo que teóricamente debemos ser para que nuestra vagina simplemente no se abra o duela inmensamente, y nos quite la capacidad de sentir placer a través de ella.
Fácil no ha sido, es un camino díficil de recorrer, por tanta desinformción o mala información, y sobre todo por tanta resignación y conformismo por parte de las que tenemos o hemos tenido vaginismo. Yo he vivido en carne propia la desesperación de estar sola en este tema, porque aunque lo compartas con pocas personas de mucha confianza, nadie te entiende lo suficiente como para saber que el vaginismo te afecta TODO; tu vida sexual, personal, académica y laboral. Cuando nos autodiagnósticamos, porque así sucede en la mayoría de los casos, cuando comenzamos a escribir nuestros síntomas en internet y leemos por primera vez la palabra Vaginismo, nuestra manera de percibirnos cambia, nos vemos al espejo y es como no poder reconocernos, comenzamos a cuestionarnos todo, si la lista de causas del vaginismo que hemos leído no concuerda con la mujer que somos, muchas veces comenzamos a parecernos a esas características porque sentimos la necesidad de saber la razón de nuestro vaginismo, queremos encajar en lo que teóricamente debemos ser para que nuestra vagina simplemente no se abra o duela inmensamente, y nos quite la capacidad de sentir placer a través de ella.
Sin embargo, no todo es gris, estoy aquí para decirle a aquella mujer que tiene vaginismo durante años que lo puede superar sola, desde casa, realizando una terapia física con ayuda de sus propios dedos realizando masajes externos e internos, con dilatadores, aplicadores de tampones, bastoncillos de oídos, vibradores, etc. Según las posibilidades de cada chica se va personalizando la terapia, lo importante es saber que superar el vaginismo está en nuestras manos. A esa mujer que lleva toda su vida sufriendo en silencio le digo que se atreva, que lo intente una vez más, que no estará sola, que yo estaré con ella, que si yo lo he logrado, ella también, todas a un ritmo distinto, con diferentes dificultades pero con una misma meta, sentirnos plenas en todos los sentidos.
Si estás leyendo esto y tienes poco tiempo de saber que algo no anda bien con tu vagina, o estás dudando si tienes vaginismo, te digo que no tengas miedo, que lo tienes mucho más fácil que chicas que hace 30 años se toparon con esta dificultad, porque hoy día podemos acceder a más información, porque hoy puedes estar en contacto con chicas que ya han pasado por esto, no dejes pasar más tiempo, no cometas ese error y ponte ya manos a la obra.
De ahora en adelante, todas las semanas tendrán un post hablando de diferentes temas, los detalles de la terapia física que realicé, las dificultades que me encontré, todos los utencilios que me ayudaron a realizar la terapia, los especialistas a los que acudí, entre otros. También en mis planes está realizar un ebook, que sea una especie de guía muy fácil de entender con todos los materiales, procedimientos, consejos, dudas más frecuentes, etc., para poder tener en un mismo sitio toda la información necesaria para poder llevar a cabo nosotras mismas la terapia.
Nos volveremos a ver muy pronto, he vuelto para quedarme, para formar un proyecto muy especial con la ayuda de todas ustedes, donde podamos acabar con mitos, romper tabúes, dejar los eufemismos y sentirnos libres de decir tengo o tuve vaginismo sin sentirnos juzgadas por los demás.
Un abrazo muy muy fuerte a todas con cariño.
Patricia.
Etiquetas:
causas,
consciente,
culpa,
dilatadores,
disfunción,
dolor,
especialista,
espejo,
feminismo,
penetración,
relajacion,
sexo,
sexual,
vagina,
vaginismo,
vulva
Suscribirse a:
Entradas (Atom)