jueves, 11 de julio de 2019

El vaginismo y las emociones en el deseo de ser mamá

Tener vaginismo no solo es tener una desconexión con nuestra vagina, no solo es dolor físico, es mucho más. Lamentablemente, por ser una disfunción sexual femenina tan poco valorada y tan subestimada por los profesionales de la salud, la mayoría de las mujeres pasan años, si no décadas sufriendo en silencio, mientras dejan pasar oportunidades importantes, como por ejemplo, tener una pareja estable, o si tienen pareja, se convierte en un gran reto lograr ser felices; sin reproches, sin culpas, muchas de estas parejas terminan siendo compañeros y nada más, ya que la sociedad es tan coitocentrista que le restamos importancia a vivir una sexualidad sin coito con o sin vaginismo. Pero además de todo ello, las mujeres tenemos algo que nos complica mucho más el poder afrontar nuestro vaginismo: el deseo de ser madres.


Aunque no todas las chicas con vaginismo quieren ser madres, la gran mayoría expresa que tienen o en algún momento tuvieron la ilusión de serlo y este post está dedicado a ellas. 


Antes de continuar, quiero decir que un embarazo sin penetración es posible, yo les llamo los niños milagro, y conozco varios de ellos. Obviamente las posibilidades son mucho menores que cuando hay penetración, pero los espermatozoides pueden alcanzar el óvulo y fecundarlo sin necesidad de que el pene entre a la vagina, a veces solo basta con una eyaculación masculina en la entrada vaginal en el momento perfecto, de esto hablaré en otro post, sin embargo, me parece importante comentarlo por dos cosas: primero, si quieres ser madre y crees que es imposible lograrlo sin una penetración, ya sabes que no lo es, y segundo, si no estás buscando un embarazo pero tienes relaciones sexuales con intercambios de fluidos donde participa tu vulva, debes utilizar un método anticonceptivo y siempre usar un preservativo para prevenir enfermedades de transmisión sexual. 


Las mujeres con vaginismo que desean ser madres enfrentan día a día emociones difíciles. El vaginismo no sólo te arrebata la seguridad en ti misma, también te baja la autoestima, te frustra en muchos sentidos, te limita, te convierte en una persona indefensa, víctima de su propio cuerpo, si estás pasando por algo así, no estés sola, busca ayuda, es demasiado duro, lo es, y debemos quejarnos de ello y buscar apoyo, no vivir en la resignación de esta es la vida que nos tocó ¡NO!, debemos tener la vida que merecemos y hacer lo que nos dé la gana, somos tan valientes que aún con todo ello por dentro salimos, enfrentamos la vida, y podemos lograr aparentar una normalidad que no existe con nuestra familia o amigos, pero creéme que si puedes hacer eso, podrás solucionar tu vaginismo, tú misma, con un poco de ayuda y con el asesoramiento de las personas adecuadas.


El embarazo es complicado porque además de lo difícil que es tener una pareja estable que resista también al vaginismo, está el reloj biológico persiguiéndonos, acosándonos, y qué decir de la familia intensa con sus comentarios dañinos de ¿y el nieto, el sobrino, el ahijado para cuándo? afff... 



El embarazo con vaginismo se percibe imposible porque además de no poder lograr tener una penetración normal, está el temor a las visitas al ginecólogo o matrona, está el temor al parto. Todas las mujeres con vaginismo que tienen hijos han tenido experiencias desagradables o dolorosas en uno de los momentos más maravilloso de su vida: el nacimiento de su hijo; a la mayoría de ellas les han indicado una cesárea sin ser necesaria, las han forzado a realizarse exámenes pélvicos en unas condiciones humillantes, todo ello es violencia gineco-obstetra, y hay que denunciarlo. Varias chicas sufren todo el embarazo en las consultas de control prenatal, porque los médicos no creen en que fue un embarazo sin penetración y no les prestan los cuidados adecuados. Esto debe cambiar, y va a cambiar mientras más visibilidad le demos, mientras más conozcamos sobre los procedimientos adecuados que necesitan las mujeres con vaginismo a la hora de controlar su embarazo y vivir el parto, se necesita más investigación médica, psicológica, fisioterapéutica, etc. El conocimiento es poder, si conocemos nuestras opciones podremos solicitarlas, exigirlas y defenderlas. Si estás embarazada y tienes vaginismo, no dejes de escribirme, te mereces mucho más, tu bebé milagro se merece mucho más.



Pero no todo es tan horrible e injusto, la parte buena es que el vaginismo tiene solución, sí, ya sé que lo has leído varias veces en este blog y en mis redes, pero yo quiero gritarlo cada vez que puedo. Lo ideal sería solucionar el vaginismo y luego buscar ese embarazo deseado y vivirlo de una manera increíble, porque no te mereces nada menos. Si el reloj biológico está haciendo tic tac tic tac muy cerca de ti, quiero que sepas que el vaginismo se soluciona en pocos meses si te comprometes al 100x100 (muy pocas mujeres superan el año en su tratamiento), y que mientras estás haciendo ejercicios físicos para ello, a la vez tambien estarás sanando tus emociones, esas emociones dañinas que has acumulado por tanto tiempo, además de aprender sobre tu ciclo menstrual, opciones en tus revisiones ginecológicas, inteligencia emocional, etc. El vaginismo es también una oportunidad, nos hace conocernos tan bien, tan a fondo, que al final ganamos mucho más de lo que creímos que habíamos perdido. Cuando superas el vaginismo quieres vivirlo todo, sentirte de verdad, recuperar lo que habíamos abandonado, es un renacer muy femenino, muy nuestro.


Mi deseo es que el temor de nunca poder ser madres por el vaginismo desaparezca, que cada vez se solucione el vaginismo apenas lo detectemos y dejemos de dejar pasar los años esperando que algún día nuestra vagina deje de doler por sí sola. Si eres una mujer con vaginismo que nunca pudo ser madre te digo que no dejes que te quite nada más, ni un día más, que puedes superarlo, está en tu mano. Si has sido madre y tienes vaginismo te digo que tú que ves a tu pequeño bebé milagro crecer, creas en que puedes hacer otro pequeño milagro y sentirte libre de una vez dejando el vaginismo en el recuerdo, en el pasado, porque esta vez sí depende de ti tener lo que quieres, sólo se necesita motivación, ganas y confianza en la nueva manera de abordar el vaginismo, la cual combina terapia fisioterapéutica, psicológica y sexológica, pero no te asustes con tantas especialidades, que puedes trabajar con todas ellas con un poco de dedicación y una buena guía que te haga el camino más ligero y corto.



Si tienes vaginismo y estás intentando quedar embarazada:


  • Debes tomar en cuenta la cantidad de estrés a la que estás sometida, no subestimes su efecto en el organismo y en la fertilidad.
  • Debes conocer bien tu ciclo menstrual, esto te da el poder de leer las señales de tu cuerpo para saber que estás en tu ventana fértil.
  • Acudir a un ginecólogo que sepa manejar el vaginismo y te dé la confianza que necesitas, es algo difícil de conseguir pero puedes escribirme y busco en mi lista de médicos recomendados (pronto intentaré publicar una lista).
  • No te rindas y supera tu vaginismo, ninguna excusa así sea muy buena es suficiente para seguir viviendo así, que no tengo dinero, que donde vivo no hay ningún especialista, que no puedo comprar los dilatadores, todo ello tiene solución créeme. Solo acude, toca la puerta, manda un correo electrónico, contacta a gente que ha pasado por lo mismo que tú y escucha las opciones que manejan.
  • Superar el vaginismo te abre las puertas de poder realizar un tratamiento de fertilidad si es necesario.
  • Si estás intentando superar tu vaginismo, quedar embarazada y arreglar la relación con tu pareja, todo a la vez, ¡para! una cosa a la vez, meta por meta, escoge una y ve a por todo con esa meta elegida (un consejo: elige primero solucionar el vaginismo, no sabes todo lo que encuentra un sentido cuando eso lo tenemos resuelto, es el origen de muchos de nuestros problemas).

Este post está dedicado a todas esas mujeres que han querido ser madres y el vaginismo se los ha impedido, a todas esas parejas que no resistieron a una vagina contracturada, a todas las mujeres que no pudieron parir como querían, a todas las mujeres que hemos esperado aterradas en la sala espera para entrar a un(a) ginecólogo(a) incompetente.


Con cariño, Patricia.
Para consultas escribir a infovaginismo@gmail.com o por instagram @superatuvaginismo


viernes, 9 de noviembre de 2018

Testimonio de una Valiente


Photo by Warren Wong on Unsplash
Hola chicas, quiero dedicar un post completo a un testimonio precioso que recibí, porque fue tanta la emoción que sentí al leerlo, que sé que muchas mujeres que hoy están leyendo estas palabras se van a sentir identificadas en mucho de lo que relata. Silvana es una mujer con Vaginismo, que está comenzando su tratamiento sola en casa, siguiendo mis consejos adaptándolos a ella y que va avanzando a pasos agigantados. Quiero que sus palabras nos llenen de ilusión, quiero que si en este momento estás sufriendo un Vaginismo que parece que será para siempre, puedas inspirarte con esta mujer que hoy nos comparte su historia con una sensibilidad increíle, quiero que luches, quiero que por un momento creas en ti. Todas las mujeres V (V de vaginismo y de Valientes también) van a sentir muchas de sus palabras como propias y esto nos dará una gran lección tanto a las que ya lo hemos superado, como a las que están en ello.

Gracias Silvana, por abrir tu corazón a esta comunidad de supermujeres. Gracias por tanto cariño, por tu confianza, por tus ganas, por tu valentía y muchísimas felicidades por haber derrumbado el muro de tu vagina después de tan largos años.

Yo, y mi Vaginismo.


Nada puede ser mas traumático que la decisión de cargar con el trauma para toda la eternidad.
En eso estaba yo, un poco por ignorancia y mucho por decisión.
El vaginismo era como mi definición. Si, empezó allá hace tanto tiempo, tanto que no puedo pensarme sin él.  De hecho, empezó cuando yo todavía no sabía que existiera algo así, y ahí supe que, sin duda alguna, yo era un ser anormal, sin dudas había nacido con un agujero menos.
Lo malo de esto, es que no tenemos herramientas para salir pronto del lugar de "anormales", muy por el contrario, nuestro entorno, los ginecólogos (ya explicare porque lo digo), los psicólogos y psiquiatras, el tiempo que sigue corriendo, la mala información (mala de verdad: mala por escasa y mala por errónea), muchas veces nuestras propias parejas, nos hunden cada vez más en una especie de laberinto al que es imposible imaginarle una salida.  
Tal parece que la disfunción sexual sólo es masculina.  Lo nuestro es capricho, es tan insignificante que no le cabe la definición de disfunción. Que loco, ¿no?
Nos vemos y sentimos tan solas, tan terriblemente solas, abandonadas a nuestra suerte, que nuestra vida cambia para siempre.
Cuántas mujeres sufrimos hoy vaginismo, en todas sus variantes. Solas, sin saber qué hacer, ni a donde recurrir.
Adentrándome un poco en mi experiencia:  no tuve relaciones prematrimoniales, porque yo no quise (y después me di cuenta por qué no quería, ya en mi interior sabía que no iba a poder, sin siquiera haberlo intentado).  Y me case.  Y no pude.  Esto hizo de mi vida un infierno, porque: ¿qué podía hacer yo si no podía??????
Recurrí al ginecólogo de toda mi familia, con la absoluta seguridad de que me iba a decir que yo no era normal.  Y no, no solo no dijo nada, sino que me hizo acostar en la camilla de su consultorio, y con mi esposo presente, pretendió solucionar "mi no poder" introduciendo su dedo.
Solo voy a agregar a esta anécdota, que casi me desmayo, de dolor, de incomodidad, de sentirme abusada.  Como obviamente y afortunadamente no consiguió su objetivo, su veredicto frente a este tema es que: Yo debía entregarme a mi marido, que lo que me pasaba era que yo no le tenía confianza.  Definición que también me dio delante de él.  
Salí de ahí abochornada, dolida, frustrada, culposa, y más convencida que nunca que era un tema que no iba a poder resolver nunca.
Visite a otro ginecólogo y lo único que hizo fue recomendarme terapia.
Recurrí a terapia, a una psiquiatra, terapia que se abocó a la relación con mi mamá. Tal vez era interesante, pero de ahí nunca pudimos salir.
Continué recorriendo psicólogos, y lo mismo.
Nadie, nunca, en todo este tiempo se detuvo a preguntarme que me pasaba a mí conmigo, qué quería yo de mí, qué estaba dispuesta a hacer.  Nadie, nunca todo este tiempo demostró tener idea de lo que es el vaginismo.
Y, lo peor es que juegan a saber, y hablan y dictaminan con tanta seguridad, que nos terminan convenciendo de lo que ellos "juegan a saber".
Tal vez, yo creo, que profesionales de estos que menciono, deberían al menos intentar averiguar, intentar informarse, estudiar, no inventar.  
Si ellos supieran la frustración que nos genera experimentar en cada una de estas consultas, que nadie puede ayudarnos.  Y en realidad, no pueden, pero no porque no podamos ser ayudadas, sino que no pueden porque no saben.
En una de mis tantas recorridas por internet, siempre buscando información, siempre buscando......., me crucé con una página "Supera tu vaginismo" y lo primero que leí fue "que tus sueños sean más grandes que tus miedos".
¡Guau!!!! alguien que sin conocerme me decía lo más importante que nadie me dijo hasta el momento!!!!!!  Creer en mi sueño.
Yo tenía miedo, hoy también creo saber cuál fue el motivo del origen de mi vaginismo, pero la verdad, ya no importa ni mencionarlo.  
Tengo que hacer que mis sueños les ganen a mis miedos, y seguí leyendo.
Resulto que quien escribía, no era ni más ni menos que una mujer que había superado el vaginismo. 
¡Que loco! ahí me enteré de que se supera, tampoco nadie me lo había dicho, claro quién me lo diría, si nadie sabe nada.
Esta vez, era distinto, ¡estaba leyendo algo que parecía escrito por mí!
Y me animé, y le escribí un mail a la autora de la página, preguntándole si estaba vigente la página, el mail, casi preguntándole si "ella" era real.
Que bueno, que bueno es tomar la decisión de no cargar con mochilas toda la eternidad, porque me contesto casi instantáneamente. Y su respuesta cambió la forma de ver mi propia vida.
Patricia con su experiencia, su energía, su dadivosidad, su capacidad de compartir, a la distancia me dio más de todo lo que pude conseguir en todos estos martirizantes años: me dio esperanza.
Me presentó una serie de elementos tan básicos, y tan necesarios, indispensables:
Espejo:  es inconcebible no mirarnos, no conocernos, hasta que me enfrente al espejo no tenía idea de cómo era mi vagina, de cómo era yo.  Me hizo entender que mi universo es más amplio.
Ejercicios de Kegel: claro, hasta el momento que comencé a realizarlos no sabía que mi vagina tenía músculos, que se contraían, pero también se relajaban y distendían, no me conocía!
Aceite de almendras: no podemos no tocarnos, digo "no podemos" porque no tenemos que dejar pasar la posibilidad de conocernos a través de nuestro tacto, de nuestros dedos.  Nuestra vagina es nuestra. 
Lubricante al agua: ¿pero cómo? ¿no era vaselina? Nooooo, ni eso saben, vaselina no!!!! Causa infecciones bacterianas,  hoy lo sé. Yo la he usado.
Piso pélvico:  cuantas cosas ignoramos!!!!!!!  Tal es así, que todavía no encontré quien se especialice en el tema por la zona en donde vivo.  Sigo insistiendo.
Dilatadores: ¡imposible imaginar que esto me fuera a ayudar! si yo no puedo!!!!  Pues sí, esto es justamente lo que necesito.  Y es todo un capítulo aparte, no solo por lo complicado que fue encontrar algo que reemplace al kit de dilatadores que se venden en muchas partes del mundo, y aquí en Argentina no.  Sino que tuve que entrar a un Sex Shop, obviamente por primera vez en mi vida, y elegir con todo en el mostrador,  qué dilatador (en el sex shop es consolador,  para otros es tutor)  estaba dispuesta a introducirme.  Parece imposible, pero tenía la voz de Patricia que me decía: "Elegí lo que te resulte más atractivo,  no importa que sientas que no vas a poder,  porque ya podrás".  Así que con esa consigna elegí. ¡Elegí texturas, colores, pude elegir!
Vibrador: ¡ah no! hasta acá llego!!!!  Esta hubiera sido mi primera reacción, allá, hace un tiempito, antes de entender.  Ahora, y después de incluirlo en mi tratamiento, sé de cuanto me hubiera perdido.
Hacer las paces conmigo, es fundamental y me hace sentir fuerte para darle batalla a esta dificultad.
¿En qué etapa estoy hoy?  ¡Pude introducir el primer dilatador, guau!!!!! fue un antes y un después (como dijimos con Patricia), es apenas el comienzo, pero juro que empodera.  Es saber que el límite ahora lo pongo yo, y solo yo y mi consciente, de a poco, escuchando a mi cuerpo, dedicándole respeto y amor, sí, mucho amor.   
Pude con el primer dilatador, con el segundo, todavía no pude completamente, pero como dije, voy despacio, aprendiendo a escucharme.
Y si bien utilicé el vibrador, tampoco pude introducirlo por completo, pero me ayuda a relajarme, créanme, es absolutamente fundamental estar relajada. Y como me recomendó Patricia:  me regalo un rato lindo, aromatizado con mi hornito de aroma cítrico, luz tenue, linda música, todo eso para mí, y solo para mí.  
Y mientras tanto, lloro, me río, me divierto mucho. Y disfruto, disfruto de mí, disfruto de esta nueva etapa en mi vida, esta que recién empieza, y voy por más.
Por eso, hoy estoy convencida que ¡Yo Puedo!

Silvana

Photo by Jude Beck on Unsplash


viernes, 21 de septiembre de 2018

Nuestros amigos los dilatadores

Cuando leemos o escuchamos por primera vez las palabras dilatadores vaginales nos llenamos de dudas, yo lo primero que pensé fue que si no podía introducir un dedo o un tampón en mi vagina, cómo iban a entrar esos dilatadores que se veían tan grandes, de hecho esto fue lo que dije cuando comencé mi terapia psicológica, ya que pensaba que nunca sería capaz de poder realizar una terapia física yo misma. En ese momento no sabía lo mucho que me equivocaba.

Luego de mi terapia psicológica, que me ayudó muchísimo en varios aspectos de mi vida, pero no en lo físico, ya que mi vagina seguía exactamente igual de contraída (luego les escribo sobre esto), comencé a plantearme nuevas posibilidades que me parecían imposibles de lograr, pero tal era mi desesperación que esto no me detuvo a plantearme un giro en el abordaje de mi vaginismo.

Lo ideal para mí era contar con la ayuda de un fisioterapeuta de suelo pélvico, sin embargo, tuve la mala suerte de no contar con ninguno cerca de casa que pudiera ayudarme, fui a varios pero por tener un vaginismo primario ninguno me ofreció la terapia física que buscaba, preferían trabajar con vaginismos secundarios, la mayoría de ellos por partos complicados, supongo que se sentían más cómodos con mujeres que tenían una explicación de la causa de su vaginismo, al parecer las mujeres como yo, con un vaginismo primario, que no tenemos ni idea del por qué sufrimos esta disfunción sexual y que nunca hemos podido introducir nada en nuestra vagina le damos miedo a algunos fisioterapeutas de suelo pélvico o ginecólogos, y no los culpo, yo sé muy bien lo que es verse al espejo y estar aterrada por no entenderme, por no reconocerme, por sentir extraño mi propio cuerpo.

Y así desesperanzada, sola, con mucha ansiedad y miedo, luego de pasar una crisis muy muy triste, luego de tocar fondo, de ocasionarme una cefalea tensional, por el estrés y el caos que estaba sintiendo, decidí probar como último recurso los famosos dilatadores yo sola en casa.

Pedí los dilatadores por una página web, cuando llegaron a casa y los vi, me dije, será imposible, pero no tengo nada que perder, voy a intentarlo. Seguí las instrucciones básicas de relajación, ejercicios de kegel, ver en el espejo la vulva y la entrada vaginal, respiraciones profundas y la desensibilización de toda la zona genital; todo esto antes de intentar la dilatación. Estuve una semana preparándome con todo lo mencionado antes para la primera inserción con el dilatador más pequeño.

Como ya mencioné en un post anterior Primera inserción, lo primero que entró a mi vagina fue un bastoncillo de oídos. Una vez superado ese reto, ya lo siguiente era conseguir que entrara el dilatador número 1, el más pequeño, más o menos del tamaño y grosor del dedo índice, en este momento sonrío recordando lo aterrada que estaba: me sudaban las manos hasta gotear, comencé a tensar los glúteos y el abdomen, me sentía igual que cuando pasaba horas en el baño intentando introducir un tampón sin éxito. Por un momento creí que sería imposible, el no puedo retumbaba en mi mente, estaba paralizada, sola, recostada en mi cama, desnuda de la cintura para abajo, con escalofríos... cuantas emociones podemos llegar a sentir al mismo tiempo...

Lloré un poco... y eso me hizo recordar que esta era mi última oportunidad, pensé en todo lo vivido hasta ese momento, en tantas puertas cerradas, en lo tanto que deseaba respirar aires de libertad, y cogí fuerzas, me propuse sólo intentarlo una vez, si empujaba muy suave hacia mi vagina y no entraba, o me dolía o sentía de nuevo ese muro que me hacía imposible imaginar mi vagina como una cavidad donde es posible que entrara un pene, iba a detenerme e intentarlo al día siguiente, sin presionarme, porque era demasiado, me sobrepasaba la situación. Me di unos cinco minutos para secarme las lágrimas, respirar controladamente y relajar mi cuerpo; me decía sí puedo, esta vez en voz alta, con inseguridad al comienzo, luego ya más convencida, veía mi vulva y seguía insistiendo en empoderarme, en tomar el control de todo mi cuerpo, en poder relajar y contraer cuando yo quiera y no cuando mi cuerpo actúe como si yo y mis deseos no contaran. Pasaron unos quince minutos, y esta vez vi al dilatador más pequeño que en ese momento para mí era gigante, como un amigo, le eché mucho lubricante y con una exhalación y una relajación de los ejercicios de Kegel, empujé, tenía los ojos muy abiertos y mi mandíbula apretada, y sentí el frío de lubricante y algo diferente, raro, un poco incómodo... Había entrado, sin dolor, el dilatador ya estaba por la mitad y yo en shock, incrédula, decidí seguir empujando con mucha delicadeza y conseguí introducirlo completamente...Lo tuve dentro sólo cinco minutos, lo saqué suavemente y comencé a llorar, esta vez de mucha felicidad y satisfacción.

Cuando pude asimilar que había entrado un dilatador del tamaño de mi dedo índice a mi vagina, sin ningún tipo de dolor ni de presión, supe que podía lograr hacer mi tratamiento físico sola en casa, escuchándome, conociéndome, a mi ritmo. Pude confirmar que puedo controlar mis músculos a mi antojo, pasar de estar tan aterrada a poder relajar en cuestión de segundos me hizo creer en mí, pude entender que es más fácil de lo que parece, comencé a ver los dilatadores con su tamaño real no como gigantes amenazantes. 

A partir de ese momento, mi terapia con los dilatadores fue avanzando poco a poco, me encontré con algunas dificultades, creí retroceder muchas veces, me estanqué, avancé rápido y lento, conocí mi cuerpo a través de ellos, descubrí diferencias de mi vagina dependiendo de la etapa del ciclo menstrual en el que me encontraba, o dependiendo de mi estado de ánimo. Lo que les puedo asegurar es que son necesarios, vitales y básicos para superar el vaginismo, que no duelen, si hay dolor debemos detenernos y hacer otro tipo de ejercicios o utilizar un dilatador de menor tamaño hasta poder avanzar al siguiente. No son traumáticos, son nuestros aliados, los que nos permiten avanzar, los que nos enseñan lo elástica y flexible que es nuestra vagina. 

Quiero concluir diciéndote que lo que te imaginas es muchísimo peor de lo que realmente es, que tus deseos y sueños sean más grandes que el miedo a los dilatadores, confía en que si tu vagina está diseñada para recibir distintos tamaños de penes o para dar a luz, soportará sin ningún esfuerzo esos primeros dilatadores, un tampón o tus dedos. No dejes pasar más tiempo y comienza ¡ya!

Un abrazo con muchísimo cariño, por favor si tienen dudas, inquietudes u opiniones que compartir dejen sus comentarios, si quieres realizar una consulta privada el correo infovaginismo@gmail.com está siempre a tu disposición. Seguiré ampliando el tema de la terapia física en mis próximas publicaciones ¡Hasta pronto!


viernes, 14 de septiembre de 2018

Vaginismo superado


Hola chicas, sé que tengo mucho tiempo sin escribir y aunque nunca he dejado de responder a las que me han escrito por privado, sí que me tomé un tiempo para aclarar mis ideas, para saber qué mensaje quiero transmitir a través de este blog. Entre tantos cambios, decidí no volver a publicar una nueva entrada hasta que lograra superar mi vaginismo, hasta que estuviera completamente segura de que mi vagina funcionara como la de cualquier mujer "normal". Y si estoy aquí es porque lo he logrado.


Fácil no ha sido, es un camino díficil de recorrer, por tanta desinformción o mala información, y sobre todo por tanta resignación y conformismo por parte de las que tenemos o hemos tenido vaginismo. Yo he vivido en carne propia la desesperación de estar sola en este tema, porque aunque lo compartas con pocas personas de mucha confianza, nadie te entiende lo suficiente como para saber que el vaginismo te afecta TODO; tu vida sexual, personal, académica y laboral. Cuando nos autodiagnósticamos, porque así sucede en la mayoría de los casos, cuando comenzamos a escribir nuestros síntomas en internet y leemos por primera vez la palabra Vaginismo, nuestra manera de percibirnos cambia, nos vemos al espejo y es como no poder reconocernos, comenzamos a cuestionarnos todo, si la lista de causas del vaginismo que hemos leído no concuerda con la mujer que somos, muchas veces comenzamos a parecernos a esas características porque sentimos la necesidad de saber la razón de nuestro vaginismo, queremos encajar en lo que teóricamente debemos ser para que nuestra vagina simplemente no se abra o duela inmensamente, y nos quite la capacidad de sentir placer a través de ella.


Sin embargo, no todo es gris, estoy aquí para decirle a aquella mujer que tiene vaginismo durante años que lo puede superar sola, desde casa, realizando una terapia física con ayuda de sus propios dedos realizando masajes externos e internos, con dilatadores, aplicadores de tampones, bastoncillos de oídos, vibradores, etc. Según las posibilidades de cada chica se va personalizando la terapia, lo importante es saber que superar el vaginismo está en nuestras manos. A esa mujer que lleva toda su vida sufriendo en silencio le digo que se atreva, que lo intente una vez más, que no estará sola, que yo estaré con ella, que si yo lo he logrado, ella también, todas a un ritmo distinto, con diferentes dificultades pero con una misma meta, sentirnos plenas en todos los sentidos.

Si estás leyendo esto y tienes poco tiempo de saber que algo no anda bien con tu vagina, o estás dudando si tienes vaginismo, te digo que no tengas miedo, que lo tienes mucho más fácil que chicas que hace 30 años se toparon con esta dificultad, porque hoy día podemos acceder a más información, porque hoy puedes estar en contacto con chicas que ya han pasado por esto, no dejes pasar más tiempo, no cometas ese error y ponte ya manos a la obra.


Quiero gritarle al mundo que el vaginismo no es puramente psicológico o físico, que el vaginismo está en medio de muchas emociones, que nos hacen mucho daño, que debemos curarnos de las dos cosas, tanto psicológica como físicamente. Quiero decirte que ya una vez que estemos en nuestra cama, con un espejo apuntado a nuestra vulva con la decisión de enfrentar nuestro mayor temor, lo que sigue es más fácil de lo que esperamos. Que avanzamos muy rápido porque nuestro cuerpo está diseñado para permitir una penetración sin ningún tipo de dolor, debemos confiar en eso y esforzarnos, con disciplina y constancia podemos superarlo muy rápidamente.

De ahora en adelante, todas las semanas tendrán un post hablando de diferentes temas, los detalles de la terapia física que realicé, las dificultades que me encontré, todos los utencilios que me ayudaron a realizar la terapia, los especialistas a los que acudí, entre otros. También en mis planes está realizar un ebook, que sea una especie de guía muy fácil de entender con todos los materiales, procedimientos, consejos, dudas más frecuentes, etc., para poder tener en un mismo sitio toda la información necesaria para poder llevar a cabo nosotras mismas la terapia.

Nos volveremos a ver muy pronto, he vuelto para quedarme, para formar un proyecto muy especial con la ayuda de todas ustedes, donde podamos acabar con mitos, romper tabúes, dejar los eufemismos y sentirnos libres de decir tengo o tuve vaginismo sin sentirnos juzgadas por los demás.

Un abrazo muy muy fuerte a todas con cariño.

Patricia.